viernes, 28 de septiembre de 2018

Un vídeo para el "congreso de la ternura" en Asís

Se celebró en Asís el congreso sobre „la teología della tenerezza in Papa Francesco“ durante los pasados días 14 al 16 de septiembre. Intervinieron diversas personalidades y teólogos, clausurando el mismo Mons. Carlo Rocchetta, teólogo y fundador del Centro familiar ‚Casa della tenerezza‘ de Perugia. Tardaremos, como es habitual, en recibir información detallada sobre lo tratado en Asís. Ocurre así en todos estos eventos.

Sin embargo deseo hoy compartir con mis amigos de nuestra escuela de ternura un vídeo que fue diseñado para el congreso y proyectado en una de las sesiones del mismo. Realizado por Copercom y Sir, dos instituciones italianas de información religiosa, muestra un contenido audiovisual con imágenes y textos de algunos momentos del magisterio del Papa Francisco sobre el tema de la ternura, y resúmenes de entrevistas a dos „especialistas de la ternura“: el teólogo Carlo Rocchetta y la filósofa Flavia Marcacci, catedrática de la Pontificia Universidad Lateranense y miembro, con su marido, de la comunidad familiar „Casa della tenerezza“.

El sonido del vídeo original está en italiano. Para facilitar la comprensión del mismo incluyo más abajo los textos en español. Debido a la extensión de los mimos traigo hoy las intervenciones del Papa y de Flavia Marcacci. En la entrada del viernes próximo incluiré la traducción de las intervenciones del teólogo C. Rocchetta. Vale la pena tomarse unos minutos para disfrutar del vídeo y de su contenido.





Intervenciones del Papa Francisco (tomadas del vídeomensaje que el Papa envió a los participantes del TED 2017 de Vancouver):

„La revolución de la ternura. Es el Dios grande que se hace pequeño, y en su pequeñez no deja de ser grande. Es en esta dialéctica ‚grande – pequeño‘, en donde se da la ternura de Dios. La revolución de la ternura. ¿Qué es la ternura?“

„La ternura es el amor que se hace cercano y concreto. Es un movimiento que procede del corazón y llega a los ojos, a los oídos, a las manos.“

„La ternura es el camino que han recorrido los hombres y las mujeres más valientes y fuertes. La ternura no es debilidad, es fortaleza. Es el camino de la solidaridad, el camino de la humildad.“

„La ternura es usar los ojos para ver al otro, usar los oídos para escuchar al otro, para oir el grito de los pequeños, de los pobres, de los que temen el futuro.“

„La ternura consiste en utilizar las manos y el corazón para acariciar al otro, para cuidarlo.“

„La ternura es el lenguaje de los más pequeños, del que necesita al otro.“


Intervenciones de la filósofa Flavia Marcacci:

Hablar de ternura, describir qué es la ternura, no es fácil. Realmente no existe una definición teórica determinada porque como concepto no ha sido científicamente muy investigado. Cuando hablamos de ternura nos referirnos a un sentimiento o probablemente a una emoción. Es también una actitud, una manera de comportarse delante de los otros, con los otros y para los otros. Es una inclinación, y seguramente también una pasión. Una pasión, porque se refiere a algo que surge desde lo más profundo, llevándolo después hacia afuera o incluso hacia ti mismo. La ternura es también una opción.

La semántica del término ternura nos puede ayudar también: ternura es algo que demanda un movimiento de acercamiento al otro, un retenerlo, acogerlo y protegerlo; se caracteriza también con dos palabras, suavidad y delicadeza. El amor nunca es agresivo, no puedo decirle a alguien ‘te amo’ y ser a la vez agresivo, porque es una contradicción; es por eso que el amor también debe expresar esta ternura. Amar es ser tenaz en la ternura y en la elección que se hace de acercarse a la otra persona, enfrentando con esta actitud incluso las situaciones más diversas de la vida.

La ternura es algo que hay que conquistar, porque no siempre se da de forma natural. Los antiguos hablaban de “habitus” refiriéndose al trabajo de autoformación que podemos hacer sobre nosotros mismos. La ternura es por tanto también una opción para educar nuestro propio ser. A menudo se confunde la ternura con una actitud de debilidad, y es en cambio todo lo contrario: la constancia en el acogimiento, permaneciendo abiertos y por lo tanto también pacientes, es muy exigente, porque el otro puede acercarse con situaciones problemáticas de la vida de gran preocupación. La ternura es tomarse en serio el hecho de poder vivir nuestra existencia en una actitud de serenidad, de sereno acogimiento.

Vivimos hoy en una sociedad en la que todo parece contrario a la ternura, una sociedad en la cual es difícil practicar la ternura. Por eso, y en este sentido, la ternura es también un desafío, una manera de repensar la persona humana hoy, de forma que se pueda estar y resistir libremente dentro de nuestra sociedad no cayendo en la tentación de ser toscos, de caer en la brutalidad. Hoy sabemos que el ser humano no es un concepto abstracto, está hecho también de sentimientos y emociones; así que practicar la ternura contribuye también al bienestar general. Esta forma de ver la persona humana es ciertamente más compleja, pero con el tiempo, podría ser realmente una forma de vivir plenamente nuestra humanidad, incluso en una sociedad compleja y contradictoria como la de hoy.

No basta conocer o anunciar la ternura para vivirla, hay que profundizar en su comprensión desde un punto de vista especulativo. Consecuentemente se necesita también una filosofía de la ternura que fundamentalmente es una antropología. El ser humano, la persona humana está compuesta, por así decir, de varias dimensiones: una dimensión espiritual, una dimensión afectiva, una dimensión racional y finalmente la dimensión corpórea. La ternura se relaciona inmediatamente con la dimensión afectiva, pero la dimensión afectiva abarca también todas las demás dimensiones, por lo que la ternura se puede comprender también como algo que promueve lo humano, que sabe promover a la persona en su totalidad. Por otra parte, la ternura es capaz también de promover la virtud de la magnanimidad, o sea, la capacidad de ensanchar nuestro corazón, de tener un gran corazón capaz de poseerse a sí mismo, y así ser señores sobre el bien y el mal.

El Papa Francisco ha pedido en varias ocasiones que seamos personas de ternura. Pensemos en la familia; en el capítulo cuarto de ‘Amoris Laetitia’ nos recuerda las virtudes de la familia.  Pensemos en el matrimonio, marido y mujer, es en verdad el lugar por excelencia de la ternura. El Papa Francisco lo anuncia y nos lo recuerda, regalándonos muchas indicaciones en esta dirección. Es realmente una forma de apasionarse con lo humano. Nos toca a nosotros ahora aceptar este desafío y desarrollarlo de acuerdo con nuestra sensibilidad y de acuerdo con las categorías que consideremos válidas para nosotros.  Pero sin duda, el reto está en nuestra decisión, está por medio el futuro de la humanidad.

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