Durante el fin de semana pasado, del 14 al 16
de septiembre, se ha celebrado en Asís/Italia un congreso organizado por la
„Casa della Tenerezza“ (Casa de la ternura), centro familiar de la ciudad de
Perugia en Italia y cuyo fundador y director es el teólogo Carlo Rocchetta,
cuyos textos e ideas cito a menudo en este Blog.
El congreso, apoyado y con el patrocinio de
diferentes personalidades y estamentos de la curia italiana, incluyendo su
Conferencia Episcopal, ha tratado el tema „La
teología de la ternura en el Papa Francisco“.
Como acto inicial del congreso, el Santo Padre
recibió en audiencia a los congresistas y les dirigió unas palabras que me
ayudarán a centrar nuestra reflexión de esta semana. Los que así lo prefieran
pueden leer el texto completo de la alocución en „press.vatican.va“. El Papa
Francisco, con su estilo familiar y cercano, comienza hablando del libro escrito
por Rocchetta, que probablemente le habían regalado los promotores del congreso
y cuyo contenido fue estudiado por el mismo Papa antes de esta cita. Es el
mismo libro que tengo sobre mi mesa y que conocen mis lectores, ‚Teología de la ternura – Un „evangelio“ por
duscubrir‘.
Después de la introducción, el Papa plantea a
los congresistas tres ideas principales, una para los teólogos y las otras dos
para ti y para mí, para los cristianos de a pie. En la primera sugiere y se
alegra de que la teología actual salga de las estrecheces del pasado, en donde
los conceptos y la praxis primaban, olvidándose a menudo del „sentir“ humano,
de lo que sentimos. Refiriéndose al tema del congreso, la teología de la
ternura, el Papa recuerda que la teología „está llamada a comunicar la
concreción del Dios amor“ y a acompañar
la búsqueda existencial del hombre reflejada en lo que las personas advierten emocionalmente,
„aportando la luz que proviene de la Palabra de Dios“. Y todo ello porque la
ternura es un „existencial concreto“ con el que se derrama el amor de Dios en
el mundo.
El Papa brinda después a los congresistas las
otras dos ideas o contenidos importantes para sus reflexiones sobre la teología
de la ternura, que también nos atañen a nosotros: „la belleza de sentirnos amados por Dios y la belleza de sentir que
amamos en nombre de Dios“.
Sentirse
amado por Dios. Aclara el Papa que la ternura es el
„antídoto contra el miedo con respecto a Dios“ y recuerda al Padre
misericordioso de Lucas 6, 36, en aquel mandato que todos conocemos de „Sed misericordiosos, como vuestro Padre es
misericordioso“. Asegura además que la ternura nos revela „el rostro
materno de Dios, un Dios enamorado del hombre, que nos ama con un amor
infinitamente más grande que el de una madre por su propio hijo“, refiriéndose
a Isaías 49,15. Termina sus reflexiones al respecto recordando que la ternura
enlaza con la Pasión de Cristo: „La Cruz es, de hecho, el sello de la ternura
divina“, Pasión que nos „invita a transformar nuestro corazón de piedra en un
corazón de carne, a apasionarnos por Dios. Y por el hombre, por amor de Dios.
Sentir
que podemos amar. Es verdad, y lo experimentamos en
nuestras propias vidas, que cuando nos sentimos amados, somos capaces de amar y
lo hacemos con más facilidad. Es el camino para salir de nuestros egoísmos y
del „egocentrismo que desfigura la libertad humana“, porque el amor es el
significado y amar la tarea principal de nuestra vida.
Para los que frecuentamos la „escuela de la
ternura“, el Santo Padre nos brinda en la alocución a los congresistas de Asís
una ayuda para nuestro camino. Dice el Papa:
„Si Dios es ternura infinita, también el hombre, creado a su imagen, es capaz
de ternura. La ternura, entonces, lejos de reducirse al sentimentalismo, es el
primer paso para superar el replegarse en uno mismo.“ Esta certeza nos ayudará a derramar en el
mundo, empezando por nuestro entorno más cercano, el amor que hemos recibido de
Dios, a „conjugarlo en el servicio y la entrega“.
Desde el otro lado de la casa me llama mi
mujer. Parece que necesita mi ayuda. Su voz me recuerda que ha llegado el
momento de pasar de la teoría y la reflexión a la práctica del saber amar, del
servicio y de la entrega ....
Muchas gracias, Paco. Tus escritos sencillos y profundos me ayudana a crecer en el amor a Dios y a prácticar la ternura con los demás.
ResponderEliminarGracias, Paco, tanta sabiduria.Impresiona la frase: La cruz es el sello del amor divino. Me encanta. Me hace reflexionar otra vez sobre la amplietud y grandeza del tema.La ternura son las infinitas acciones que provoca el amor
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