viernes, 26 de octubre de 2018

El Papa Francisco y su mensaje al TED 2017


Uno de mis lectores me ha pedido traiga al Blog el texto completo del mensaje que el Papa Francisco dirigió al TED de Vancouver en abril del año 2017. A continuación sus palabras:

"El tercer y último mensaje que me gustaría compartir hoy se refiere precisamente a la revolución: la revolución de la ternura. ¿Qué es la ternura? Es el amor que se hace cercano y concreto. Es un movimiento que procede del corazón y llega a los ojos, a los oídos, a las manos. La ternura es usar los ojos para ver al otro, usar los oídos para escuchar al otro, para oír el grito de los pequeños, de los pobres, de los que temen el futuro; escuchar también el grito silencioso de nuestra casa común, la tierra contaminada y enferma. La ternura consiste en utilizar las manos y el corazón para acariciar al otro. Para cuidarlo.

La ternura es el lenguaje de los más pequeños, del que necesita al otro: un niño siente afecto y conoce a su padre y a su madre por las caricias, por la mirada, por la voz, por la ternura. Me gusta escuchar cuando el padre o la madre hablan a su niño pequeño, cuando ellos también se vuelven hijos, hablando como habla él, el pequeño. Esta es la ternura, abajarse al nivel del otro. También Dios se abajó en Jesús para ponerse a nuestro nivel. Este es el camino seguido por el Buen Samaritano. Este es el camino seguido por Jesús, que se abajó, que atravesó toda la vida del ser humano con el lenguaje concreto del amor.
Sí, la ternura es el camino que han recorrido los hombres y las mujeres más valientes y fuertes. La ternura no es debilidad, es fortaleza. Es el camino de la solidaridad, el camino de la humildad. Permitidme decirlo claramente: cuanto más poderoso eres, cuanto más repercuten tus acciones en la gente, más estás llamado a ser humilde. Porque, de lo contrario, el poder te arruina y tu arruinarás a los demás. En Argentina se decía que el poder es como la ginebra bebida con el estómago vacío: hace que te dé vueltas la cabeza, te emborrachas, pierdes el equilibrio y te lleva a hacerte daño o a hacérselo a los otros, si no lo juntas con la humildad y la ternura. Con la humildad y el amor concreto, en cambio, el poder – el más alto, el más fuerte – se convierte en servicio y difunde el bien.
El futuro de la humanidad no está solamente en manos de los políticos, de los grandes líderes, de las grandes empresas. Sí, su responsabilidad es enorme. Pero el futuro está, sobre todo, en manos de las personas que reconocen al otro como un “tú” y a ellos mismos como parte de un “nosotros”.
Nos necesitamos unos a otros.  Y por eso, por favor, acordáos también de mí con ternura, para que lleve a cabo la tarea que me ha sido confiada para el bien de los otros, de todos, de todos vosotros, de todos nosotros. Gracias."

viernes, 19 de octubre de 2018

¿Conoces esa maravillosa tierra?


No cabe duda que los que profesamos la fe católica vivimos en estas fechas momentos difíciles y de bastante confusión. No es ninguna novedad, pero el demonio se encarga una y otra vez de que haya motivos para generar confusión e intranquilidad entre los que siguen al Crucificado. El mismo Papa Francisco nos ha pedido que recemos el Santo Rosario en este mes de octubre, pidiendo cada día a la Virgen María que ayude a la Iglesia en estos tiempos de crisis. La nota de „Vatican News“ al respecto nos da la explicación: „Esta petición llega ahora, en particular, tras estos últimos meses donde la Iglesia vive situaciones difíciles, entre ellas, han aparecido con mucha más fuerza que antes, abusos sexuales, abusos de poder y de conciencia por parte de clérigos, personas consagradas y también laicos; sumando así divisiones internas.“

En nuestra escuela de ternura nos esforzamos para que „nuestro modo de mirar, de tocar, de besar se convierta en sacramento cotidiano, en posibilidad de acceso al cariño entrañable del Dios de Jesús con todos, y de un modo significativo con los pobres, pequeños, y abatidos de nuestro mundo.“ (Mariola López V.). Queremos, con la ayuda de la Divina Gracia, que en nuestro esfuerzo por aprender a amar con todo nuestro corazón y con todo nuestro cuerpo no surjan motivos para empañar la BELLEZA de la ternura que nos ha sido regalada y que deseamos regalar al que va a nuestro lado.

En este contexto recuerdo las estrofas de una oración que compuso y rezó por primera vez el fundador del Movimiento de Schoenstatt, el Padre José Kentenich, en febrero del año 1943, durante su estancia como prisionero en el campo de concentración de Dachau, y que tituló „Heimat-Lied“ - Cántico al terruño. Era una oración para la filial de las Hermanas de María en la casa de ejercicios de Schoenstatt.

Inicia cada estrofa – son seis – con una pregunta, inspirándose en un conocido poema de Goethe. El poeta alemán, después de haber estado en Italia y haberse quedado maravillado de aquella tierra, la añora y anhela, y escribe sus versos comenzando con la pregunta. „¿Conoces el país donde florece el limonero?“ y terminando cada estrofa con un anhelo hecho verso:

„Hacia allí, hacia allí
quisiera yo ponerme en camino junto a ti, amado mío!“

En la última estrofa Goethe lo puntualiza:

„Hacia allí, hacia allí
se dirige nuestra senda! ¡Oh, padre, pongámonos en camino!“

Al Padre Kentenich, al igual que a Goethe, le impulsa el anhelo de la BELLEZA y tiene un sueño en medio de la oscuridad y las atrocidades del campo de concentración, tiene una visión que describe en esta oración, la de un Schoenstatt que concibe como parte de la Iglesia misma, y que él anhela con toda su alma. Repetirá, al estilo de Goethe, al final de cada estrofa un estribillo: „Yo conozco esa maravillosa tierra: es la pradera asoleada con los resplandores del Tabor, donde reina nuestra Señora tres veces Admirable en la porción de sus hijos escogidos.“

En estos momentos difíciles de la Iglesia, de nuestra Iglesia, vale la pena meditar alguna de estas estrofas, soñar con el Padre Kentenich y anhelar con él „esa maravillosa tierra“ de Dios (también y precisamente hoy, en estos tiempos que nos ha tocado vivir). Transcribo tres de las seis estrofas:

„¿Conoces aquella tierra cálida y familiar
que el Amor eterno se ha preparado:
donde corazones nobles laten en la intimidad
y con alegres sacrificios se sobrellevan;
donde, cobijándose unos a otros,
arden y fluyen
hacia el corazón de Dios;
donde con ímpetu brotan fuentes de amor
para saciar la sed de amor que padece el mundo?“

............... „Yo conozco esa maravillosa tierra ...“

„¿Conoces aquella tierra abundante y pura,
reflejo de la Belleza eterna: donde las almas nobles y fuertes
se desposan con el Cordero de Dios;
donde ojos transparentes irradian calor
y manos bondadosas alivian dolores;
donde esas manos sin mancha
continuamente se juntan en oración
para conjurar los poderes demoníacos?“

............... „Yo conozco es maravillosa tierra ...“

„¿Conoces aquella tierra, ciudad de Dios,
que el Señor se ha construido:
donde reina la veracidad,
y la verdad domina todo y sobre todo triunfa;
donde las santas normas de la justicia
determinan lo que se hace y lo que se evita;
donde el amor une
los corazones y los espíritus,
y el Señor y Maestro empuña el cetro?“

............... „Yo conozco esa maravillosa tierra ...“

El Cántico al terruño es como un sueño profético sobre el que el conocido obispo Helder Cámara diría: „Si sueña uno solo, todo se queda en un sueño, pero si son muchos los que sueñan juntos, entonces será el comienzo de una nueva realidad.“ Yo conozco a muchos que han soñado y siguen soñando juntos y con el Padre Kentenich, aunque a veces parezca que el sueño nunca se va a hacer realidad.

„Yo conozco esa maravillosa tierra: . ¡es mi terruño, es mi tierra de Schoenstatt!“                                             ¡Es la Iglesia de mi Cristo crucificado!

 Yo me uno a Goethe y digo:

"Hacia allí, hacia allí
se dirige nuestra senda! ¡Oh, padre, pongámonos en camino!“



viernes, 12 de octubre de 2018

Perfumes y lágrimas


¿Por qué será que con el paso de los años nos cuesta tanto dejar que nuestros seres queridos nos laven los pies o nos corten la uñas de los mismos? ¡Y ésto justamente cuando más lo necesitamos ......! Me viene a la mente el pasaje del Evangelio que escuchamos hace unos días, en el que Lucas nos cuenta el episodio de la mujer pecadora que entró en casa del fariseo y se echó sobre los pies de Jesús, bañándolos con sus lágrimas y ungiéndolos con aceite perfumado (Lc 7, 36-50).

Lo de no dejarse lavar los pies no es algo exclusivo de los que tenemos muchos años; ya Pedro, el discípulo amado, no quiso que el Maestro le lavara los pies. Todos recordamos en qué terminó todo: Jesús le dijo: „Si no te lavo, no tienes parte conmigo“, a lo que Pedro contestó: „Señor, no sólo los pies, sino hasta las manos y la cabeza“. Un intercambio de miradas le haría comprender pocas horas después, con dolor y vergüenza, el sentido de todo ello: no solo lavar los pies sino dar la vida por el otro.

En mi meditación sobre el pasaje de Lucas, no me atrevo a situarme en la escena evangélica del fariseo y la pecadora, y menos aún a identificarme con alguno de los protagonistas.  Temo estar muy cerca de los pensamientos del fariseo y salir mal parado en la polémica que contrapone la ternura de la mujer al legalismo del fariseo:

„Entré en tu casa
y no me diste agua para los pies.
Ella en cambio me ha mojado mis pies con lágrimas
y los ha secado con sus cabellos.
no me diste el beso.
Ella, desde que entró, no ha dejado de besarme los pies.
no me ungiste mi cabeza con aceite.
Ella ha ungido mis pies con perfume“ (Lc 7, 44-45; Cf. Mt 26,6-13)

Hay en el pasaje de Lucas una sobreabundancia de ternura que quiero destacar. Por una parte, la ternura de la mujer que lava, seca y besa los pies del Maestro, y por otra, la ternura, la inmensa ternura de Jesús con aquella mujer despreciada por la opinión pública por ser considerada pecadora o adúltera. ¡Dejarse lavar los pies con las lágrimas de una pecadora, dejarse besar los pies por una desconocida! ¿Conocéis una ternura semejante?

La ternura de Jesús contiene una potencialidad „revolucionaria“ única. Va más allá de los usos y costumbres del momento, convirtiéndose en acogida y gracia para la mujer pecadora y para todos nosotros. Si Dios ama a todos, hasta a los lirios del campo, no nos podemos sentir excluidos de esa ternura de nuestro Maestro, al contrario, debemos dejar que la misma llegue a nosotros a través de las manos, de los besos y caricias del que está más cerca de mí, porque en él y con él está Jesús. Esta es la ‚revolución de la ternura‘ que predica el Papa Francisco.

En su cuaderno „Hacia la ternura“ cuenta la religiosa Mariola López Villanueva una bella experiencia de una misionera compañera suya. Dice así: „Una compañera escribía en un email desde Sancti Spiritus, en Cuba: „Voy al asilo que está al lado de casa. Todas las viejitas son ‚principales‘ del Reino. Unjo sus pieles desgastadas con un bote de crema que llevo. Delicadamente practico con ellas el sacramento del beso“ .... ¿Somos conscientes de esta unción en nuestras manos y en nuestra piel? ¿De los pequeños sacramentos cotidianos que pueden tejerse a través de nuestro cuerpo? 
¡Cuánto necesitamos ayudarnos unos a otros a recuperar el poder que tienen nuestros cuerpos para sanar y bendecir cuando vamos dejando que el AMOR los tome!“

Cuando las uñas de mis pies me hayan crecido de nuevo, y mis huesos no permitan que pueda agacharme lo necesario para lavarme y cortarlas, me acordaré de las viejitas de Cuba y de la mujer del episodio de Lucas, de la misionera del Sagrado Corazón y del mismo Jesús. Intentaré cultivar mi humildad y dejar que las manos de la persona querida que está a mi lado sean el vehículo precioso de su donación, de la ternura de su corazón, de la ternura del corazón de Jesús. Será también una oportunidad para imitar al Maestro en su amor por los demás, en su ternura magistral e infinita.
   

viernes, 5 de octubre de 2018

Un vídeo para el "congreso de la ternura" en Asís (2)


En mi reflexión de la semana pasada adjunté el vídeo que los organizadores del congreso de Asís sobre „La teologia della tenerezza in Papa Francesco“ proyectaron en una de sus sesiones de trabajo. Los guionistas del vídeo muestran comentarios del mismo Papa, de la filósofa Flavia Marcacci y del teólogo Mons. Carlo Rocchetta. La traducción al español de lo que dicen los dos primeros está en mi escrito de la semana pasada, hoy incluyo la traducción de las palabras del teólogo.

Me atrevo a decir que para nosotros, los que asistimos regularmente a esta escuela de la ternura mediante la lectura de este Blog, las breves palabras del Papa, por su sencillez y cercanía, nos brindan sugerencias importantes para nuestra vida. También es verdad que las reflexiones filosóficas de la señora Marcacci nos pueden ayudar a comprender mejor la realidad de la ternura, a la vez que nos sugieren preguntas y respuestas sobre el tema y su implicación en nuestra propia vida. Me llamó especialmente la atención su afirmación de que la ternura es una opción para auto-educarnos, para educar nuestro propio ser, nuestra capacidad de interacción con nuestro prójimo y con nosotros mismos. Y aquello otro de que la práctica de la ternura es una forma de apasionarse por lo humano, invitando de forma concreta a asumir el reto que tenemos ante nosotros aceptando el desafío que el Papa Francisco nos plantea con su revolución de la ternura.

Me ha llamado la atención el poco espacio que los guionistas del vídeo han concedido al teólogo Mons. Rocchetta, cuyas intervenciones traigo hoy traducidas al español. Es cierto que si nos fiamos del programa publicado, todo el congreso de Asís fue una reflexión sobre la teología de la ternura: sus raíces antropológicas y bíblicas, aspectos de teología sistemática, moral y pastoral, incluyendo además otras facetas del anuncio de la ternura del Papa Francisco. Esperaremos a la publicación de los documentos finales del congreso. Cuando disponga de los mismos, tendremos oportunidad de considerarlos en nuestra escuela. Hoy nos conformamos con lo dicho por Don Carlo en el vídeo.  

Intervenciones del teologo Mons. Carlo Rocchetta en el vídeo „Papa Francesco e la rivoluzione della tenerezza“:

El concepto de ternura en la Biblia se expresa a través de una serie de vocablos que enfatizan la parte visceral, una sensación profunda; por ejemplo, ‚rahamim‘ que significa tener una intensa ternura, una gran ternura; expresa ese amor visceral de una madre que siente cómo se mueve dentro de sí misma el bebé de sus entrañas. De hecho, el femenino de ‚rahamim‘, ‚rehem‘, significa el útero, el vientre de la madre en el que el niño se siente protegido. La ternura recuerda ese vientre de Dios que nos porta y sostiene en sí mismo al igual que una madre lleva a su hijo en el suyo.

Mucha gente quiere saber cuándo habló Jesús de la ternura. El Evangelio es el evangelio de la ternura, todos los episodios son continuamente episodios de ternura. En la terminología, por ejemplo: todas las veces que se dice que Jesús tuvo compasión. El verbo griego corresponde al bíblico de la ternura, un amar con el corazón. Com-padecer significa  'sufrir con’. Por lo tanto, Jesús continuamente se refiere a la ternura del Padre que nos ama, a su ternura hasta la cruz. La cruz es el gran abrazo en el que Dios nos abraza y nos acoge en su corazón. La cruz, la forma del cuerpo, el cuerpo la forma de la cruz. La cruz nos dice a nosotros mismos que somos seres de ternura capaces de amar a Dios. Ternura es amar a los otros, abrazarse, darse la mano.

El Santo Padre vuelve una y otra vez sobre este tema. Por ejemplo, en Evangelii Gaudium cita 11 veces la palabra ternura, en Amoris Laetitia lo hace en 21 ocasión. Habla también de la revolución de la ternura, de la fuerza revolucionaria de la ternura. Recuerdo los tiempos en que la palabra revolución se refería al proletariado, a la  la revolución marxista. Referirla a la ternura es realmente algo absolutamente nuevo, porque significa que la ternura cambia. Es una revolución con un buen fin, en el sentido de que cambia los corazones, cambia la sociedad, cambia las relaciones entre las personas.

Creo que la evolución de la ternura es también como la evolución de la belleza. Encontrar la belleza en los corazones de la gente, en contra de la aberración que es la brutalidad, la violencia, todo lo que destruye la vida.

Verdaderamente ahora ha llegado la época de la ternura, de la misericordia y de la ternura. Entre misericordia y ternura se da una relación estrechísima: jamás la una sin la otra.

Yo confío también que, al ejemplo del año de la misericordia, tengamos un día igualmente el año de la ternura, porque la ternura es necesaria.


El Papa Francisco y su mensaje al TED 2017

Uno de mis lectores me ha pedido traiga al Blog el texto completo del mensaje que el Papa Francisco dirigió al TED de Vancouver en abril d...