viernes, 11 de mayo de 2018

El arco iris

Días antes de iniciar mi nueva aventura con la publicación de este Blog estuve hablando con una persona muy querida sobre el diseño de la cabecera y el título del mismo. Le sugerí algunas posibilidades e incluso le envié fotos del álbum familiar, fotos de la infancia de mis hijos en brazos de su madre. Le dejé libertad y ella optó por una de mis ideas, la del arco iris. Y ahí está, en la cabecera del Blog.

Tengo que confesar que la sugerencia del arco iris tuvo su origen en aquel pasaje del Génesis (Gn 9,12-17), del diluvio universal y la posterior alianza de amor que hizo Dios con la humanidad entera, al poner su arco en las nubes como señal de su alianza con toda la tierra y con toda criatura. Pensaba que el arco iris nos hablaba de la ternura de Dios con su criatura.

Han pasado unas semanas desde entonces y he podido seguir reflexionando sobre el símbolo escogido para nuestra ‚escuela de ternura‘. No sé cual es vuestra experiencia, os voy a contar la mía.

Durante mis paseos por los campos cercanos he tenido la oportunidad de observar en algunas ocasiones el arco iris en el horizonte. Unas veces, las menos, cubriendo los campos y las sierras con un gran semicírculo, y las más, a pequeños trazos entre las nubes con esos siete colores – rojo, naranja, amarillo, verde, azul, añil y violeta – que sabemos que están ahí, pero que no podemos determinar cuando empieza uno y termina el otro.
Es esa mezcla de colores que sugiere en el espectador una variedad de vibraciones interiores de gozo, de afectos, de anhelos y añoranzas, un concierto de sensaciones y vivencias, tal y como lo hace la ternura en aquel que la regala y en el que la recibe. Fijaros: para que el arco iris surja, se necesita algo que acoge, y algo que se dona; sin las gotas de agua, las que reciben, y sin los rayos del sol que se regalan no hay arco iris en el firmamento. Es como con la ternura, hay alguien que está dispuesto a recibir, o lo necesita, y otro que es capaz de regalar amor. Un arco que toca el cielo y también la tierra, que aporta serenidad como un descanso después de la tempestad.

El arco iris es como la ternura, algo inefable, misterioso, que no se puede explicar con palabras. ¿Os habéis preguntado por qué, si es circular, no se ve en su totalidad? ¿Por qué son siete los colores, y aparecen siempre en el mismo orden? Surge sin avisar, su tiempo es limitado, no tiene explicación, pero hace feliz al que lo observa. Brota de la belleza de una alianza de amor y nos remite a la belleza del Eterno Hacedor, que con su física divina hace posible dispersar el haz de luz solar en un espectro de múltiples colores. El amor que se hace fecundo.

El pájaro del arco iris y mi suegra


Son los mismos siete colores que tiene el ‚pájaro del arco iris‘. Así llaman al abejaruco, ave con vistoso plumaje en el que aparecen todos los colores del arco iris. Lo cito porque este pajarito, que viene de África en el mes de abril para pasar su verano entre nosotros, tiene unos gestos de ternura con su pareja dignos de imitar: cuentan los ornitólogos que en la fase de cortejo, por ejemplo, el macho captura insectos sin cesar y se los „regala“ una y otra vez a la hembra de forma cariñosa.Juega también con pequeñas piedrecitas, lanzándolas al aire y haciendo feliz a su futura compañera.

A propósito de hacer feliz con pequeños gestos, recuerdo hoy a mi querida mamá suegra, mi inolvidable señora Mayer. Estando mi esposa y yo en la fase de ese primer enamoramiento que marca la vida para siempre, tuvo su madre el detalle de regalarnos un libro de poesías de Johann Wolfgang von Goethe, con poemas de amor que impactan al enamorado de todas las épocas. No sé si mi querida suegra deseaba también que yo, el españolito del sur, aprendiera el auténtico idioma alemán. Lo cierto es que a estas alturas de mi atardecer, considero un gesto de ternura su regalo, y más, porque puedo hoy leer y saborear agradecido el poema de Goethe que dice:

(‚Wenn zu den Regenwand Phöbus sich gattet, .....‘ – Escrito por Goethe, ya en su ancianidad).

Cuando al muro de lluvia Febo se arrima,
al momento reluce el arco iris.
Puedo verlo en la niebla dibujado
como un círculo blanco aunque celeste.
Así pues, viejo alegre, no estés triste:
también el pelo blanco amor levanta.

¿Me lo estará recordando mi querida suegra desde el cielo? Gracias por su gesto de ternura.


2 comentarios:

  1. Me parece brillante y audaz recuperar el símbolo del arco iris como lo que siempre fue: un símbolo de la alianza de amor de Dios con los hombres... y mujeres ;-)

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  2. Qué bueno el símbolo del arco iris para expresar la ternura de Dios con nosotros. Nos hace tanta falta la ternura en estos tiempos tan secos y difíciles.

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